También instalaba cámaras ocultas
en baños públicos para utilizar las grabaciones como arma de extorsión. O
simplemente para intercambiarlas con otros sádicos como él. Y es que, aunque la
historia de Matthew Falder nos resulte muy retorcida, las profundidades de
internet están llenas de personas tan perturbadas como él.
De hecho, Falder gozaba del
dudoso privilegio de tener un nivel de usuario “violador” en Hut2theCore, una
de las comunidades más famosas del hurtcore. Ahí subía buena parte de las
grabaciones e imágenes humillantes que conseguía de sus víctimas para intercambiarlas
con otros usuarios. También participaba en hilos espeluznantes como “100 cosas
que nos gustaría hacer al menos una vez”
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